martes, 7 de febrero de 2017

Tarde, como siempre
que no tienes muchas ganas,
como siempre que lo que escribes
te parece insulso, vacío,
como siempre que no sabes
ya ni lo que sientes.
Tarde, como siempre
que ya no sabes ni lo que decir,
como siempre que empiezas
a pensar que te repites,
que no aportas nada nuevo,
como siempre que sientes
que lo que dices se pierde en el aire,
que realmente a nadie le importa,
y a quién le debiera importar
ni tan siquiera te escucha,
y si te escucha no te entiende,
y si te entiende quiere huir de tus palabras.
Tarde, como siempre que sabes
que por amor estás haciendo daño,
como siempre que sientes
que es dolor lo que transmites,
que la ilusión quedo atrás,
que el pasado dejó de devorarte
y se está convirtiendo tan solo en eso, en pasado,
aunque en tus sueños imagines un futuro.
Tarde, como siempre que las tardes
se hacen demasiado largas,
que los días se apagan sin luz,
que ni la lluvia puede ya mojarte,
tarde como siempre que el frio te envuelve
pero tu has dejado de sentirlo.

Tarde. Como siempre. Demasiado tarde.