martes, 14 de febrero de 2017

Cuanto mal hacemos, cuanto daño, en ocasiones con mala intención, las mas de las veces porque no nos paramos a pensar en lo que estamos haciendo, porque nos centramos en nosotros mismos, en lo que somos, en lo que estamos viviendo y no tenemos en cuenta la realidad del otro, las vivencias del otro, cómo influye en el otro lo que estamos haciendo. Cuánto daño hacemos a las personas que queremos sin ni tan siquiera ser conscientes de ello. Pero lo hacemos, somos egoístas, somos humanos. Pero cuando hemos hecho daño, cuando nos damos cuenta, nos duele también a nosotros. Pedir perdón es un camino a veces complicado pero que puede liberarnos especialmente cuando al pedirlo sentimos que nos perdonan. Pero es lícito que no nos perdonen, humanos somos y el dolor a veces es demasiado grande. Soy de esas personas que piden perdón, no porque necesite ser perdonado –aunque lo deseo-, si no porque pienso que al menos hay reconocer el daño que se ha infringido, reconocer que hemos provocado una vivencia dolorosa y dar de paso la posibilidad de que la persona nos exprese lo que siente aunque no nos guste. Creo que pedir perdón, el reconocimiento sincero del daño causado,  también ayuda a liberar a la persona a la que se lo hemos pedido. Puede que la reconciliación no sea posible, reconozco el derecho a no perdonar o a perdonar en parte o a perdonar pero no querer sabe nada de la persona que pide perdón. En ocasiones los caminos de las personas se cruzan en un momento de la vida y no vuelven a cruzarse nunca y a veces es el dolor lo que separa esos caminos. La pérdida, como he dicho en otras ocasiones, es algo consustancial a la vida.
Estos días, por cosas que han ido sucediendo, siento la necesidad de pedir perdón. Creo que ya lo he pedido en otras ocasiones pero esa necesidad se intensifica tal vez porque con la cabeza mas fría y sobre todo con el corazón mas tibio he sido capaz de ver la de cosas que he hecho mal a diferentes personas a lo largo de mi vida. Creo haber pedido perdón a muchas de ellas y si lo he hecho es porque sinceramente sentía que debía de hacerlo, pero también se que por el camino han quedado alguna a la que no se lo he pedido, algunas de ellas porque en su momento no me di cuenta de lo que había hecho y cuando me di cuenta ya habían desaparecido de mi vida, otras porque nunca me dieron la oportunidad de hacerlo. Quiero pedir hoy disculpas a todas ellas y también a las que aún no soy ni tan siquiera consciente de que las he hecho daño. Soy consciente de que a las personas no les sirve para nada que lo haga así, cuando ni tan siquiera saben de la existencia de este blog, tan solo acalla un poco mi conciencia y la necesidad que tengo de pedir perdón a personas a las que ya no puedo pedírselo.

Ocurren cosas, hacemos daño, que no sea queriendo no es una excusa, vayan aquí mis disculpas a esas personas que por mi acción o inacción se hayan sentidos dañadas.