Cuanto mal hacemos,
cuanto daño, en ocasiones con mala intención, las mas de las veces porque no
nos paramos a pensar en lo que estamos haciendo, porque nos centramos en
nosotros mismos, en lo que somos, en lo que estamos viviendo y no tenemos en
cuenta la realidad del otro, las vivencias del otro, cómo influye en el
otro lo que estamos haciendo. Cuánto daño hacemos a las personas que queremos
sin ni tan siquiera ser conscientes de ello. Pero lo hacemos, somos egoístas,
somos humanos. Pero cuando hemos hecho daño, cuando nos damos cuenta, nos duele
también a nosotros. Pedir perdón es un camino a veces complicado pero que puede
liberarnos especialmente cuando al pedirlo sentimos que nos perdonan. Pero es
lícito que no nos perdonen, humanos somos y el dolor a veces es demasiado
grande. Soy de esas personas que piden perdón, no porque necesite ser perdonado
–aunque lo deseo-, si no porque pienso que al menos hay reconocer el daño que
se ha infringido, reconocer que hemos provocado una vivencia dolorosa y dar de
paso la posibilidad de que la persona nos exprese lo que siente aunque no nos
guste. Creo que pedir perdón, el reconocimiento sincero del daño causado, también ayuda a liberar a la persona a la que
se lo hemos pedido. Puede que la reconciliación no sea posible, reconozco el
derecho a no perdonar o a perdonar en parte o a perdonar pero no querer sabe
nada de la persona que pide perdón. En ocasiones los caminos de las personas se
cruzan en un momento de la vida y no vuelven a cruzarse nunca y a veces es el
dolor lo que separa esos caminos. La pérdida, como he dicho en otras ocasiones,
es algo consustancial a la vida.
Estos días, por cosas
que han ido sucediendo, siento la necesidad de pedir perdón. Creo que ya lo he
pedido en otras ocasiones pero esa necesidad se intensifica tal vez porque con
la cabeza mas fría y sobre todo con el corazón mas tibio he sido capaz de ver
la de cosas que he hecho mal a diferentes personas a lo largo de mi vida. Creo
haber pedido perdón a muchas de ellas y si lo he hecho es porque sinceramente
sentía que debía de hacerlo, pero también se que por el camino han quedado
alguna a la que no se lo he pedido, algunas de ellas porque en su momento no me
di cuenta de lo que había hecho y cuando me di cuenta ya habían desaparecido de
mi vida, otras porque nunca me dieron la oportunidad de hacerlo. Quiero pedir
hoy disculpas a todas ellas y también a las que aún no soy ni tan siquiera
consciente de que las he hecho daño. Soy consciente de que a las personas no les sirve para nada que
lo haga así, cuando ni tan siquiera saben de la existencia de este blog, tan
solo acalla un poco mi conciencia y la necesidad que tengo de pedir perdón a
personas a las que ya no puedo pedírselo.
Ocurren cosas, hacemos
daño, que no sea queriendo no es una excusa, vayan aquí mis disculpas a esas
personas que por mi acción o inacción se hayan sentidos dañadas.