lunes, 22 de diciembre de 2014

Hoy he despertado entre sonrisas,
recordando el sabor de tus labios,
sintiendo el tacto de tu piel perfecta,
la fuerza y calor de tus abrazos.
En la noche más larga comienza el invierno,
el solsticio me atrapa para echarte en falta,
y la luna es fría y el sol hoy está lejos.
Pero sonrío, sonrío porque te siento cerca.
Sonrío porque sueño en primaveras,
en días de luz, en noches de vino y rosas,
sentados en cualquier acantilado,
mirando al mar,
mirando la vida,
viviendo los sueños,
esos sueños que a veces creo que soñamos juntos.
Sonrío. Estas lejos pero te siento cerca.
Y vuelve a mi cabeza tu cuerpo desnudo,
el éxtasis absoluto de tu piel en la mía,
de la mía en la tuya,
de tus labios comiéndome a besos,
de tus ojos mirándome,
mirándome por dentro,
dónde nadie mas ha mirado,
dónde nadie mas ha querido venir a buscarme.
Siento vergüenza al sentirme desnudo,
no es mi piel, no es mi cuerpo,
me siento desnudo en lo profundo.
Mi cuerpo es piel y hueso,
mas viejo que ayer pero menos que mañana
y nunca bello, me avergüenzo pero menos.
Tú me has visto por dentro,
y por dentro no se ni lo que tengo.
No se si soy agua o soy desierto,
no se si soy gris o de colores,
tal vez fuego, tal vez hielo,
calma o tormenta,
cielo o infierno.
Pero sonrío,
sonrío avergonzado porque me has visto por dentro.
Sonrío porque te has quedado,
porque no has salido huyendo
de ese monstruo que lo devora todo
solo por el ansia de seguir viviendo,
viviendo en ti, contigo, juntos.
Hoy he despertado entre sonrisas,
y seguiré todo el día sonriendo.