lunes, 8 de septiembre de 2014

Larga es la espera aunque en la vida sea un suspiro,
demasiado larga cuando se desea tanto.
Y lo deseo tanto.
Los segundos son días y los días años
y las agujas del tiempo se detienen,
inmóviles, petrificadas, congeladas,
amarradas a un péndulo que oscila hacia al pasado.
Tanto lo deseo.
El mundo no se mueve pero los paisajes cambian,
ya se escapa el fresco verdor, y el amarillo anaranjado,
y se inunda todo de ocre y suaves rojos,
y solo se oye el crujir de las hojas en cada paso.
Y no llega, no llega.
Pero está tan cerca que casi puedo sentir su suave tacto,
la caricia de una brisa de aire fresco,
la explosión de un arcoíris en mis ojos,
el dulce sabor de una lluvia de vida.
Falta poco aunque sea eterno.
Soñaré esta noche que ya falta menos,
como sueño siempre, como siempre he soñado,
y a cien días le sucederán mil noches,
el tiempo no pasa pero nunca se detiene.
Legará, ya está llegando.
La impaciencia tornará en sonrisas.