lunes, 8 de septiembre de 2014

Detrás de lo último no hay nada.
Tal vez debas buscarme allí
cuando quieras encontrarme.

Ya no habito aquel cajón
de las fotografías ajadas,
descoloridas por el tiempo,
aquel cajón dónde miras
cuando quieres llorar con los recuerdos.

Ya no me pudro entre el polvo
de un desván abandonado,
ya no soy ese trasto olvidado
que nunca debiste guardar.

Ya no apareceré en un bolsillo,
como una moneda perdida
en ese vestido amarillo
que hace lustros que no vistes.

No estaré en aquel banco
dónde un niño perdió a la vez
su juguete y su inocencia
y nadie le acompañó a recuperarlas.

No soy ya una galaxia lejana
a la que huir cuando te ahoga el mundo
y hasta el aire se hace irrespirable,
el infinito siempre ha estado demasiado lejos.

Detrás de lo último no hay nada.
Pero allí estoy esperando tu llamada.

Detrás de lo último no hay nada.
Allí estaré si es que quieres encontrarme.