domingo, 24 de agosto de 2014

Cristales de sal arañan mi cara,
secan mi piel, la desgarran,
arancando una lluvia purpura
al abrirse paso para vaciarme por dentro.
De negro, como la mas oscura de las noches,
se visten mis emociones,
sonrisas de luto, mirada oscura,
me destrozan por dentro.
Como el carbón al rojo son mis pensamientos,
ardiendo sin llama, ardiendo para nada,
consumido en cenizas mas grises que blancas,
me queman por dentro.

Vacio, destrozado, quemado por dentro.

Te echo tanto de menos.

Te necesito tanto.

Vacio, destrozado, quemado por dentro.

Te quiero, te quiero,
tu sabes que te quiero.
Aunque te lleve mi noche, mi sal y mis cenizas,
tu sabes que te quiero.
Y tu cariño es mi fenix,
tus abrazos el amacer de un nuevo día,
y tus besos la sal de la vida.

Te echo tanto de menos.

Te necesito tanto.

Y vuelo en tus alas cuando me sonries,
alto, tan alto que me asalta
el vértigo de los sueños imposibles
Soy feliz, volando, soñando contigo.
Otra vez me has sacado de mis sombras
para ponerme al sol.
Gracias, las sombras son bellas pero hielan
y tu calor es vida.

¿Quién sabe tal vez haya sitio en este mundo
para un milagro de sueños imposibles?

¿Quién sabe tal vez haya otros mundos
donde crear un paraiso?

Te echo tanto de menos.

Te necesito tanto.

Lo deseo tanto con el corazón que tal vez sea posible,
solo deseándolo así son posibles los sueños.