lunes, 11 de septiembre de 2017

Sueño, sigo soñando, soñando te mueres pero menos.
Sigo vivo, sigo viviendo, viviendo te mueres pero menos.
Siempre hay otro paso que dar, siempre hay barreras,
pero ¿qué mas da?, aun  estoy vivo y con fuerzas para saltarlas.
¿Y qué si quisiste desaparecer de mi vida?
¿Y qué si ya no soy nada para ti?
¿Y qué si nunca lo fui?
Para mi lo fuiste todo, viví un maravilloso sueño.
Siempre llevaré en el corazón que fuera tan solo eso,
un sueño del que uno no quiere no despertar pero despierta,
siempre me dolerá que el sueño no se convirtiera en vida,
te echaré eternamente de menos, pero quisiste ser historia
y eso eres, una historia que aun sigo escribiendo,
amarga y sutil venganza del que siente dolor
pero no quiere hacer mas daño que recordarte cada día,
que si, que era cierto, que te amaba con locura,
con una locura seguramente insana,
que me acostaba pensando en ti para soñar contigo,
que me levantaba pensando en ti para vivir contigo.
Era cierto, siempre fue cierto.
Me lo preguntaste un día ¿recuerdas?
llevabas un vestido granate en aquel bar tan inglés,
¿por qué estás aquí? esa fue tu pregunta.
Dudé, dudé un eterno momento y contesté porque te quiero.
Pero mi duda no era sobre mis sentimientos,
dudaba porque no sabía si es lo que debía decir,
no sabía si es lo que querías oir
y no quería que nada nos separara, no quería que salieras huyendo.
Pero no lo era, no era eso lo que querías,
aunque creo que tu corazón anhelaba unas palabras
que tan pocas veces habrás oído y mucho menos tan sinceras.
¿Y que querías tú? ¿por qué estabas allí tu?
tan tremendamente preciosa, tan encantadora como eras,
tan triste como te pusiste al oir la repuesta.
¿Que querías? nunca me lo dijiste, jamas respondiste a esa pregunta.
Como siempre, sin decir una palabra de lo que sentías por mi.
Hubiera matado por un solo te quiero
pero lo único que oí de tus sentimientos en el tiempo que estuvimos juntos
fue un espero no tener que terminar odiándote.
¿Y qué? Qué mas da. Al final me terminaste odiando,
aunque tal vez fue peor el desprecio que vino primero.
Pero ¿qué mas da? sigo vivo, sigo soñando,
y en mi vida y en mis sueños me acompañaras siempre.
Ahora tengo mas cerca la muerte, una muerte que te da igual,
y tienes la mala suerte de que probablemente pueda cumplir mi promesa,
esa de que te seguiré queriendo siempre,
tal vez ahora de otra manera pero siempre,
estoy mas cerca de cumplir esa promesa si,
y si la suerte quiere que viva cien años,
la cumpliré, porque la promesa la hizo el corazón no la cabeza.
Sueño, sigo soñando. Vivo, sigo viviendo.