lunes, 29 de junio de 2015

De los colores cuando uno te falta

La especie del sueño que vive escondido en las sombras, que espera una luz que no llegará nunca. Mortecinos momentos eternos de grises colores. Tan grises. Tan grises. De esos colores que existen cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Lo he perdido si es que alguna vez llegué a encontrarlo.

Caminos de alfombras con fosos de espadas, descalzo en la vida o con unas sandalias que extreman el frio del invierno del norte. Con viento y escarcha, con nieve y allí dónde piso una huella de hielo. Tan blanco. Tan blanco. De ese color que solo ves cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Seguiré caminando, buscando.

Una onda invisible se mece en el aire, me atraviesa, me explota, me vacía y me llena. Una onda inconstante de una marea de lunas lejanas, de lunas oscuras, de lunas tan negras. Tan negras. Tan negras. De esos colores que brillan cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Perdido en la noche No encuentro la calma.

Meciendo mi rostro una mano de seda, caricias profundas que paran la vida y cuando no se sienten la vida no es nada. El pálido gesto de unos ojos vacíos de colores malva. Tan malva. Tan malva. De esos colores que mueren cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Descansado en ébano volveré a buscarla.