miércoles, 11 de marzo de 2015

Nuca imagine que pudiera haber algo tan oscuro.
Algo que pudiera apagar mi luz y sumirla en las tinieblas.
Nunca lo imagine. Jamás. Pero así ha sido.
Siempre he sido transparente, invisible, siempre oculto al mundo.
Pero si alguien miraba, si alguien se tomaba esa molestia,
se encontraba casi siempre con una sonrisa,
con un gesto amable y una cálida mirada .
No, nunca he sido luminoso pero ahora me he teñido de negro.
Y los que me miran se encuentran con mi sonrisa y el gesto amable,
pero mis ojos, mi mirada se ha apagado, muerta, sin vida.
Nunca imagine que pudiera haber algo tan oscuro.
Jamás lo imagine. Nunca. Pero así ha sido.
Tal vez nunca me había mirado por dentro,
tal vez nunca me plantee un viaje a lo más profundo de mi alma.
Pero allí he llegado. He llegado sin proponérmelo, sin buscarlo.
Y mi alma es negra.
Tan oscura que la luz no puede escapar, es absorbida,
todo lo devora, todo lo destruye y me arrasa por dentro.
Y apaga mi mirada.
Eso.
Lo único que tengo.
Lo único que enseñaba lo que llevaba dentro.
Y ahora también lo enseña.
Lo sigue enseñando.
Pero ahora soy negro y mis ojos están muertos.