lunes, 14 de julio de 2014

Casi cuentos para Rita: de los espejos

Cada mañana, nada más levantarse, un gran ogro de los bosques se levantaba corriendo para ir a mirarse al espejo. Le encantaba mirarse en el espejo. Se veía a si mismo como el ser mas bello de la tierra. Era alto, fuerte, con una sonrisa deslumbrante y, porque no decirlo, también era muy elegante de movimientos. Ya sabéis que los espejos de los bosques son mágicos y además de reflejar la imagen también reflejan la personalidad y el reflejo de nuestro ogro era el de el mas encantador de los seres, todos le respetaban y le querían.
Cada mañana, nada mas levantarse, una pequeña hada de los bosques se levantaba y volaba por encima del lago con los ojos cerrados para no verse reflejada. No le gustaba mirarse, se veía fea, la ropa no le sentaba nada bien. Era pequeñita, de ojos huidizos, con la cara tan llena de pecas que parecían verrugas y también, habrá que decirlo, torpe. Y ya sabéis que algunos lagos de algunos bosques son mágicos también y también reflejan la personalidad. La hada se veía como un ser desagradable, un ser que no merecía la pena.
Pero en el bosque todos les veían como eran.
El ogro era un ser con una gran cabeza, mucho pelo por todo el cuerpo, especialmente en la barba, cuerpo fornido y una gran barriga en la que todos sabían que digería carne humana, todos huían de él y menos unos pocos que le servían para no ser comidos.
La hada era pequeñita pero graciosa de movimientos, tenia una gran sonrisa que regalaba a cualquiera que pasara por el bosque, era muy guapa y estilosa y en el verano cuando le daba el sol en la cara le salían unas diminutas pecas que le hacían todavía mas bella. Y lo mejor es que todos sabían que tenía un gran corazón y que siempre estaba dispuesta a ayudar a los que la necesitaban.

A estas alturas ya os habréis dado cuenta de que los espejos de los bosques, ni tampoco lo de nuestras casas, reflejan lo que somos. Los espejos solo nos devuelven la imagen de cómo nos vemos a nosotros mismos, no de cómo somos realmente. Así que cuando os miréis a un espejo poned al menos en duda lo que veis en él.