lunes, 18 de julio de 2011

No querría recordar este mar envuelto en esta niebla, querría recordar aquel mar que se extendía mas allá de dónde llegaba la vista, aquel mar que me agitaba, que me serenaba, que me susurraba al oído, que me mecía entres sus olas. Ese mar que me quemaba con su calor y me congelaba con su frío. Ese mar de claros y oscuros, de tristezas, de alegrías. De días de lluvia y de sol y de nubes, de días de todos los colores.
No querría recordar este mar en este día de niebla. Porque en lo días de niebla mis sentidos no son suficientes para percibirlo en su inmensa grandeza. Quisiera sentirlo con el corazón pero los témpanos de hielo lo congelan.
Mucho he llorado por verte así, por no poder verte y mis lágrimas solo eran el recuerdo doloroso de tus saladas aguas. Te quiero sin niebla, pero me empeño en levantar la más pesada de las brumas.
Fui feliz por momentos, tan solo por momentos, porque los instantes se acababan con impaciente rapidez. Fui feliz por momentos, tan feliz que nada mas importaba. Fui feliz por momentos, tan feliz que cada vuelta a la realidad era un castigo.
Y ahora te veo así, envuelta entre la niebla, y lloro de nuevo con las gotas de tus aguas y la visión se hace más borrosa. Esta es la foto que me llevo de aquellas espléndidas vacaciones acurrucado en tu costa. Espero que el tiempo despeje las nieblas del recuerdo y me deje recordarte con aquel imponente aspecto que te daba aquel dulce sol de primavera.