miércoles, 11 de octubre de 2017

Fueron tiempos mejores,
otros tiempos, no sin problemas,
pero tú sonrisa lo borraba todo,
esa que no podíamos evitar poner al vernos,
esa triste mirada al despedirnos.
Habría más días, miles de días,
eso pensaba pero no los hubo
y tal vez ahora ni tan siquiera
pueda contar mis días por miles.
Cruel destino.
Confiaba en una segunda oportunidad
y ahora solo puedo pensar en seguir viviendo
para poder seguir contándolo.
Hoy he recordado tus manos,
esas que un día trataron de coger las mías
para consolarme y que por un momento rechace,
y un segundo después rectifiqué
pero era demasiado tarde.
Esas manos que una vez tuvieron las uñas
lacadas en verde. Me encantaban tus manos.
Toda tú me encantabas.
Pero los años han pasado
y tú ya te habrás olvidado de mí
y tal vez pronto sea tan solo un recuerdo
para cualquiera.
No has querido saber de mi
y yo te sigo recordando todos los días,
tal vez esta tortura acabé pronto.
Morí el día que me dejaste,
no lo sabía pero había muerto,
creí renacer pero solo sirvió
para darme cuenta que había muerto.
¿Qué más da si mi cuerpo muere también ahora?
Pelearé para que no suceda,
para que siga habiendo un camino a la esperanza.
Morí aquel día, ahora tan solo sigo respirando.