lunes, 20 de febrero de 2012

Ahí, en lo profundo, es dónde mágicamente nos encontramos. Tu yo nada tiene que ver con el mío pero se complementan de una manera extraña. Sin pensar, porque a la luz de la razón es simplemente inconcebible.

No hay sonrisa mas extraña que aquella que llora. Nada hay mas ajeno que un corazón robado volviendo otra vez al pecho del que salió acunado por algodonosas nubes en el tibio sol de una gélida mañana de primavera. Con ganas de jugar, buscando tal vez algo distinto ,tal vez algo mejor, tal vez una historia, tal vez un sueño.

No hay mirada mas fría que aquella que no mira. Pueden decir lo que quieran pero mientras me mires… Mientras me mires, volaré entre las copas de los árboles, para encontrar un lugar dónde las nieves perpetuas se abran empujadas por un brote de vida. Y, si no estás allí, descansaré sólo para remontar de nuevo el vuelo, para buscar un lugar mejor, un bello paraíso dónde encontrarnos.

Y allí, en ese paraíso, dónde el tiempo lo detiene la felicidad de un abrazo entre dos almas, sentiré que ahí, en lo más profundo, contra toda lógica, contra toda razón, somos extrañamente uno.