miércoles, 28 de septiembre de 2011

¡Abre las ventanas¡, que entre por ellas el frescor de la mañana, que limpie y purifique los corazones infestados de derrota, de miedo, de culpa y de las pus que de sus heridas mana.
¡Abre las ventanas!, que entre por ellas el frescor de la mañana, que entre el rocío, que entre la escarcha, que entren las nubes y que entre el agua, que corran los ríos que dan vida al alma.
¡Abre las ventanas!, que el sol ilumine los oscuros rincones, que caliente los cuerpos, que prenda la llama, que incendie la vida, que alegre tu casa.
¡Abre las ventanas!, que entren las voces, los trinos, la calma, que callen los silencios, que apaguen la rabia.
¡Abre las ventanas!, que entre la vida, que inunde tu casa, que empuje al vacío que llena la estancia.
¡Abre las ventanas!, descorre el cerrojo, que se abran las puertas que encierran tus miedos, que se abran las puertas que esconden tus sueños.
¡Abre las ventanas!, que entre por ellas el frescor de la mañana.